Por Rafael Marco, misionero en Níger
Queridos amigos, familiares y colaboradores,
Hace ya mucho tiempo que no os escribo, creo que desde el mes de abril pasado cuando regresé a España hecho un desastre. Me fui recuperando poco a poco y sin problemas con la intención de regresar a Níger, un par de veces al año, para visitar a los niños invidentes de Gaya y Dosso.
Tenía que seguir en contacto con ellos, contemplar sus progresos, sus actividades y animar a sus responsables programando nuevas etapas juntos. Estaba convencido que esta era la misión que el Señor me confiaba y que había iniciado hacía cinco años.
Esta va a ser ahora mi misión principal, los niños invidentes de Níger que viven marginados por sus familias y sociedad, un castigo de los dioses, y que intentamos ayudarles para que recuperen su autonomía y dignidad estableciendo lazos de amistad y cariño con ellos y ofreciéndoles también una formación apropiada.
En cinco años hemos hecho muchos progresos. No teníamos ninguna experiencia y tuvimos que aprender, informarnos, buscar colaboración y en estos años pasamos de cinco niños iniciales a los 89 que se forman en nuestros centros de Gaya y Dosso con un programa de formación hoy bastante intenso. En Niger son los únicos centros que acogen y forman a estos niños.
Ahora quiero ofreceros de nuevo una carta periódica, como antaño, centrada en este proyecto en el que estamos comprometidos diversas personas: mis sobrinos, que crearon la fundación Afrika Annura, diversos organismos, parroquias y varios de vosotros.
Adjunto os envío el testimonio de Dieudonné, uno de los responsables de Dosso, que a mi entender expresa muy bien la razón de ser de este proyecto y el espíritu que nos anima a todos.
Que el Señor os bendiga. Un abrazo,
Rafael.
TESTIMONIO DE DIEUDONNÉ
Una sonrisa, un amor entregado significa mucho para estos niños que viven en la oscuridad pero que irradian luz gracias al amor y la atención que pueden disfrutar a cada momento con las personas que les rodean.
Me emociono cada vez que contemplo su sonrisa llena de inocencia y expectativa. Uno de ellos en su poema decía «Mis manos son mis ojos. Sí, solo veo tinieblas, pero desde que he aprendido a utilizar mis manos vivo en la luz«. Ayudarles a que consigan esa luz es lo que nos motiva. Desde que acepté la invitación de dedicarme a su causa, contemplar su sonrisa es lo que más me fascina y me motiva a salir de mi zona de confort para dedicarles todo mi tiempo.
Soy feliz al constatar que no soy el único que se deja llevar por este impulso de amor que desprenden estos niños. Sabía cómo empezó todo en Gaya y luego en Dosso. Mi colega Franck, que está a cargo del servicio de salud y yo trabajamos juntos. Durante más de dos años nos hemos entregado por completo a estos niños; que su discapacidad no les confine a la soledad y mendicidad.
Hemos avanzado mucho
Porque no sabíamos nada y hoy nos damos cuenta del espacio recorrido. Hoy los niños van todos a la escuela y trabajan bien. Gracias a la formación que les damos aprenden a vivir de forma autónoma, a moverse sin guía y a aprovechar al máximo el potencial que reside en su interior. Nuestra misión es eliminar las barreras que signifiquen un obstáculo para su progreso y bienestar.
El futuro lo tenemos siempre presente. Cuando miramos a estos niños nos preguntamos ¿Cuánto tiempo podremos seguir? Intentamos informarnos y crear estructuras que garanticen la continuidad.
Lo preparamos
Algunos pasos Importantes: se ha comprado y adaptado una casa que será la residencia principal de Gaya. En Dosso se ha adquirido una casita con un terreno en el que se está construyendo un centro para la atención médica y oftalmológica de los niños y salas de formación. Nos hemos constituido en ONG con el fin de ser tenidos en cuenta por el estado y ampliar nuestras posibilidades de atraer nuevos colaboradores y trabajar por una causa común; una causa noble y solidaria.
En conclusión, hemos trabajado estos años consagrados a estos niños invidentes que nos animan con su sonrisa, el progreso que hacen además del interés creciente de sus padres. Aprendemos y descubrimos nuevas técnicas y posibilidades en un país muy pobre.
Contamos… con el apoyo de Dios
Contamos con esta vocación que hemos recibido y que nos une. Contamos con el apoyo divino y el de ustedes, colaboradores desde el principio que nos apoyan y que ya han hecho posible esta importante creación. Les agradecemos su confianza al mismo tiempo que les aseguramos que estamos dispuestos a seguir hasta que Dios quiera.
Que el Señor Jesús les guarde y bendiga.