El 7 de Mayo de 1903 comenzaba su andadura la “Liga Católica” de Zaragoza que pronto, en 1906, cambiará su nombre por el de “Acción Social Católica”.
Un grupo de zaragozanos, siguiendo el sentir de las doctrinas del Papa León XIII en sus encíclicas “Rerum Novarum” (1891) y “Graves de communi” (1901) y observando las pautas marcadas por la jerarquía española en los congresos nacionales y particularmente en el Congreso Nacional Católico de Santiago (1902) “conciben la idea de penetrar en el campo de la acción social”, como así indican los primeros relatos de su organización y desarrollo. En 1903 nace, pues, “Acción Social Católica”, teniendo como primer presidente a don Mariano de Pano. Son ya más de 100 años de vida de esta institución, que sigue presente en la sociedad zaragozana.
La historia de ASC sigue el palpitar, como no podía ser de otra manera, de la historia de la ciudad. Al despertar zaragozano de comienzos del s. XX, tiempo en que la ciudad se va transformando en un centro fabril, corresponde una etapa brillante de ASC. Esta etapa transcurre hasta 1923 y es un tiempo de fundaciones: el “Secretariado Popular”, especie de gabinete laboral, la “Caja Obrera de Ahorros y Préstamos de la Inmaculada Concepción”(1905), la “Cooperativa Obrera de Consumo San José” (1906), el “Sindicato Central Agrícola de Aragón” (1909), la “Sociedad de Socorros Mutuos para Obreras”, el periódico “La Acción Social”, la “Cooperativa de Casas Baratas de San Antonio”, la “Escuela de Niños” en c/Espoz y Mina, 36, el “Economato de Nuestra Señora del Pilar”… Pero no son sólo fundaciones. ASC también trabaja por ganar la calle en lo social y en lo político. Se llegan a ocupar cuatro concejalías en el Ayuntamiento; y la institución, como tal, tiene su representante en el Congreso de los Diputados desde 1914 a 1922.
La llegada al poder de Primo de Rivera supone la desmovilización del país. ASC también sufre ese parón. A ello hay que añadir otra causa de freno en su desarrollo: la jerarquía española ha encontrado un nuevo instrumento que encauce el apostolado seglar, la Acción Católica. Se produce una situación de confusión y ambigüedad que aumenta si cabe, en los años treinta, con la II República y la Guerra Civil. La situación no cambia mucho con el franquismo. ASC sobrevive amparada por “su hija”, la CAI. Son momentos obscuros de un largo silencio.
Pero a partir de 1978 comienza la reactivación, que continua de forma clara hasta nuestros días con nuevas formas de presencia en la sociedad, como lo exigen los nuevos tiempos. Como muestra, la “Fundación CAI-ASC” con su “Centro Joaquín Roncal”, actualmente punto de referencia de actividades formativas y solidarias de la ciudad. Por sus instalaciones han pasado en el último año más de 120.000 personas. Pero ASC, con sus nuevas formas, ha desplegado su actividad más allá de las fronteras locales desarrollando proyectos en Africa (Chad y Benin) y Suramérica (Paraguay). Más aun, la atención a los desfavorecidos también tiene su desarrollo en nuestra ciudad como lo muestra el reciente proyecto puesto en marcha junto CAI y Caritas para atender a cien familias en situación de pobreza. ASC traduce y concreta, con plena garantía, las intenciones solidarias que a veces surgen desde el fondo de nuestro corazón.
Y para no olvidar su origen y la razón de ser o motivación de este trabajo y esfuerzo solidario, que no es otro que el evangelio, cada año a través de su Centro de Estudios Sociales se organizan ciclos de conferencias sobre Pensamiento Cristiano y Doctrina Social de la Iglesia, que se complementan con secciones de diálogo y debate en los Foros de Opinión. Estas y otras actividades, como es lógico, están abiertas a todas aquellas personas que lo deseen.
Esta es “Acción Social Católica”, institución centenaria, lo que le avala, y asociación vigente en la sociedad actual con sus nuevas formas de presencia.