En octubre de 2003 Acción Social Católica recibió la primera petición de ayuda de D. Miguel Ángel Sebastián, obispo de Laï, en el Chad.
Una de las prioridades de la diócesis era, y es, la educación de los niños y los jóvenes: “Queremos ser una Iglesia donde los niños y los jóvenes, tomados en consideración, educados, formados intelectual, moral y espiritualmente, viven el amor y la solidaridad, se preparan al matrimonio, al sacerdocio o a la vida religiosa; defienden sus derechos y sus intereses para poder tomar, en el futuro, la responsabilidad de sus vidas, de su país y de la Iglesia”.
Las Escuelas Católicas Asociadas son el resultado de una acción común entre el Estado, los padres y la Iglesia católica. El Estado proporciona y paga (no siempre) los maestros. Los padres se ocupan de los pequeños gastos (cuadernos, bolígrafos, tizas para los maestros…). La Iglesia construye las escuelas, hace el seguimiento pedagógico de los maestros, organiza las clases de religión y otras materias complementarias.
Las escuelas acogen a todos los niños, no sólo los católicos. Las clases de religión son libres para los no católicos.
El proyecto incluía la construcción de 7 salas de clase, con un despacho para el director y un pequeño almacén para el material escolar. La escuela tiene también las letrinas para niñas y niños, así como un pozo para tener agua para beber. Estaba previsto que tuviera un pequeño huerto en donde los niños mayorcitos puedan aprender algo de agricultura y ganarse un dinerillo para sus cuadernos y bolígrafos.
El proyecto beneficia a unos 350 alumnos, niños y niñas, 50 por clase que, aún siendo muchos, está muy lejos de los 120 de las escuelas oficiales.
Acción Social Católica financió los algo más de 66.000€ que costaba el proyecto.