Por Rafael Marco, misionero en Níger
Zaragoza, 1 de enero de 2025
Queridos amigos, familiares y bienhechores.
“Lo que una oruga llama final de la vida, el sabio lo denomina mariposa”
Una bella lección de humor y esperanza.
De niño criábamos gusanos de seda en una caja de zapatos. En ella metíamos hojas de morera con los gusanitos. Contemplábamos cómo los gusanos se iban comiendo las hojas y al cabo de unos días se ponían a construir en un rincón de la caja unos capullos con hilo de seda que fabricaban ellos mismos. Semanas después salían unas mariposas preciosas que ponían sus huevos por todas las hojas de los que surgían unos gusanitos que reiniciaban un nuevo ciclo.
Una imagen concreta de la metamorfosis de estos animalitos que nos invita a reflexionar sobre el sentido de nuestra vida, especialmente para las personas mayores y creyentes que con sencillez, humor y esperanza nos abre a la perspectiva de nuestra fe, nuestra propia metamorfosis
Esta imagen me parece muy apropiada en el inicio de este año nuevo 2025, para fortalecer nuestra esperanza con alegría y optimismo.
En cierto modo el testimonio de Hamida, que os envío adjunto, quiere ir en el mismo sentido porque con su decisión y esfuerzo quiere superar su ceguera y transformar la marginación a la que la sociedad le había condenado a una vida de dignidad y autonomía para serle útil y participar en la construcción de un mundo mejor.
Al inicio de este nuevo año os envío estos modelos que también pueden sernos beneficiosos a todos, al mismo tiempo que os envío mi felicitación y oración para que en este año nuevo Dios os colme de bendiciones.
Un fuerte abrazo,
Rafael
Hamida, la niña de la luz
¡¡Hola!!! «No veo con mis ojos, pero sí con el corazón» es la frase que pronunció de nuevo ayer Hamida en una pequeña reunión que tuvimos con varios de sus amigos invidentes de Gaya. Ayer por la tarde nos reunimos con varios de estos niños para relajarnos, divertirnos un rato y hablar de nuestras cosas. Allí organizamos juegos, se contaron cuentos y nos pusimos a cantar todo lo que se nos ocurrió y finalmente comimos juntos un plato casi improvisado pero que nos supo a gloria.
Nos lo pasamos en grande entre risas, canciones y comentarios que animaron nuestros corazones.
Estoy seguro de que recordáis Hamida, esa chica que nos recitó la poesía:
“Mañana la luz. Buenos días, Niger, mi país.
No te veo con mis ojos pero sí con el corazón.»
Ayer nos vino a repetir esa frase que siempre recuerdo con emoción. Después de la comida Hamida fue a recoger los platos para lavarlos y yo le dije: Hamida, no tienes por qué ser tú la que lave los platos, lo podemos hacer nosotros. A lo que la muchacha respondió: Cuando esté casada, seré yo la que haga la cocina, después fregaré los platos yo misma, jamás se me ocurrirá buscar una sirvienta para que lo haga ella.
Así es como Hamida recogió los platos con una de sus amigas y los fregó como es debido dejándonos a todos sorprendidos y boquiabiertos por su energía y espíritu de superación. Creo que ese gesto y esas palabras que tanto nos sorprendieron no las olvidaremos nunca.
Por eso digo que una persona con discapacidad visual también puede llevar una vida normal si se esfuerza por superarse. Una lección para todos nosotros y especialmente para estos niños.
Eric, de Gaya